Es la curva más delicada de Dios, tan suave y delicada pero tan
fina y astillante como sus espinas. Lastimarte con ella puede doler, hasta el
punto de generarte cicatrices; pero lastimarla a ella te saldrá tan
caro como al punto de no volver a nacer.
Existen jardineros que han tenido muchas rosas en su jardín,
aunque no muchos las han sabido cuidar como lo merecen.
Una rosa necesita de agua y sol pero también necesita de amor,
caricias y cuidado, tal cual es una mujer, no puedes muchas veces descifrar si
la rosa necesita más agua o poca. Aunque no sepas eso, no puedes dejar de
brindarle estos suplementos fundamentales a la rosa de tu jardín.
Las mujeres muchas veces tenemos nuestras etapas que todos los
hombres han conocido, un día tristes, felices o a veces solo estamos locas. Sin
embargo, tu aceptaste como jardinero cuidar de esta rosa y muchas veces has
dejado de cuidarla.
Muchos jardineros dejan que sus rosas hagan todo por ellos, pero
llega un punto en que la rosa necesita de su ayuda, por ello se te ha
predestinado jardinero-rosa, rosa-jardinero, todo es un ciclo de la vida.
Y ¿Quién dice que una rosa no pueda sola? He conocido rosas muy
hermosas que han sabido sobrevivir solas, pero en sus tallos y
hojas están las marcas de aquellos jardineros que en vez de cumplir
su función de preservarlas han maltratado de ellas.
No podemos evitar los jardineros que han preferido otras rosas,
que contradictorio es la vida, no pueden cuidar las propias rosas de
su jardín y si pretenden las de otros.
Recuerda jardinero si Dios te obsequia una rosa no cuides mal de
ella. Si no puedes ver por ella, mejor obséquiala a un compañero que
haga de ella una GRAN ROSA.
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