domingo, 7 de junio de 2015

LA ROSA Y EL JARDINERO





Es la curva más delicada de Dios, tan suave y delicada pero tan fina y astillante como sus espinas. Lastimarte con ella puede doler, hasta el punto de generarte cicatrices; pero lastimarla a ella te saldrá tan caro como al punto de no volver a nacer.

Existen jardineros que han tenido muchas rosas en su jardín, aunque no muchos las han sabido cuidar como lo merecen.

Una rosa necesita de agua y sol pero también necesita de amor, caricias y cuidado, tal cual es una mujer, no puedes muchas veces descifrar si la rosa necesita más agua o poca. Aunque no sepas eso, no puedes dejar de brindarle estos suplementos fundamentales a la rosa de tu jardín. 

Las mujeres muchas veces tenemos nuestras etapas que todos los hombres han conocido, un día tristes, felices o a veces solo estamos locas. Sin embargo, tu aceptaste como jardinero cuidar de esta rosa y muchas veces has dejado de cuidarla.

Muchos jardineros dejan que sus rosas hagan todo por ellos, pero llega un punto en que la rosa necesita de su ayuda, por ello se te ha predestinado jardinero-rosa, rosa-jardinero, todo es un ciclo de la vida. 

Y ¿Quién dice que una rosa no pueda sola? He conocido rosas muy hermosas que han sabido sobrevivir solas, pero en sus tallos y hojas están las marcas de aquellos jardineros que en vez de cumplir su función de preservarlas han maltratado de ellas. 

No podemos evitar los jardineros que han preferido otras rosas, que contradictorio es la vida, no pueden cuidar las propias rosas de su jardín y si pretenden las de otros. 


Recuerda jardinero si Dios te obsequia una rosa no cuides mal de ella. Si no puedes ver por ella, mejor obséquiala a un compañero que haga de ella una GRAN ROSA.




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